Capítulo 5: El Camino de Flor de Loto
El viento arrastraba hojas secas a través de las calles de *Milleniumpolis* mientras Flor de Loto caminaba en silencio hacia un destino conocido solo por ella. Había algo en su andar, un peso invisible que parecía arrastrarla hacia el pasado.
Después de la batalla en el almacén, decidió tomarse un tiempo para investigar por su cuenta. Superknightm y dARTgalán aceptaron su decisión, comprendiendo que había cosas que Flor necesitaba enfrentar sola. Ahora, mientras atravesaba un distrito abandonado de la ciudad, sus pensamientos se llenaban de recuerdos dolorosos.
Un pasado marcado por la traición
Flor de Loto no siempre había sido una heroína. Había comenzado como parte de un grupo de mercenarios conocidos como las “Working Girls”. En ese entonces, su vida estaba marcada por la búsqueda de justicia, pero también por la venganza. Fue allí donde conoció a Estrella Fugaz, Judith Cadbessonte y las demás, quienes dejaron una huella imborrable en su vida.
Sin embargo, una traición lo cambió todo. Cuando Judith abandonó al grupo para formar su propio equipo, las Working Girls se disolvieron, y Flor quedó atrapada entre el resentimiento y el deseo de seguir adelante. Su viaje la llevó hasta *Milleniumpolis*, donde esperaba encontrar un propósito nuevo.
El legado del Surfista
En su búsqueda, Flor descubrió una conexión directa entre el Surfista de los Calamares y los eventos que llevaron a la ruptura de las Working Girls. En un viejo registro de datos, encontró pruebas de que el Surfista había manipulado a sus antiguos compañeros, sembrando desconfianza y caos.
“Así que eras tú desde el principio,” murmuró, cerrando los ojos con rabia contenida. “No permitiré que lo hagas de nuevo.”
Determinada, se dirigió hacia una instalación abandonada donde se rumoreaba que el Surfista había escondido tecnología crucial para sus planes. Allí, se encontró con más criaturas deformes, guardianes de un secreto oscuro.
Una batalla en soledad
Armada con su katana y su agilidad incomparable, Flor luchó ferozmente contra los enemigos. Sus movimientos eran precisos y letales, cada golpe una declaración de que no se rendiría. Aunque estaba sola, su determinación era inquebrantable.
Finalmente, después de una intensa batalla, logró acceder a la base de datos del Surfista. Lo que encontró la dejó helada: un mapa de grietas interdimensionales que se extendían mucho más allá de *Milleniumpolis*. El alcance del Surfista era mayor de lo que había imaginado.
“Necesito volver con los demás,” pensó mientras descargaba los datos en un dispositivo portátil. “Esto no es algo que pueda enfrentar sola.”