El día avanzaba entre las coloridas actuaciones, las charlas de los artistas y la emoción de los fanáticos que recorrían los pabellones de Infame. Sin embargo, algo empezó a sentirse diferente en el ambiente, como una sombra que se cernía sobre el evento. Los asistentes, ajenos al peligro que se aproximaba, continuaban disfrutando, pero los organizadores notaron movimientos extraños entre algunos de los cosplayers.
De repente, las luces de todo el recinto titilaron y una alarma se disparó. La confusión cundió por doquier. Entre la multitud, un grupo de cosplayers, disfrazados como personajes de la serie "One Piece", tomaron posiciones estratégicas y, en cuestión de segundos, todo cambió.
El líder de los terroristas, vestido como el infame villano de la serie, tomó el micrófono en la sala principal y, con voz firme, anunció que ahora tenían el control del recinto. Nadie podía entrar ni salir, y cualquier intento de huida sería castigado. El caos se desató en el pabellón. Las risas y la alegría desaparecieron, reemplazadas por el miedo y el terror.
Los terroristas no tardaron en demostrar su seriedad. Tomaron como rehenes a varios de los invitados más importantes, incluido el alcalde que, en un intento de calmar a la multitud, fue rápidamente sometido y colgado cabeza abajo como símbolo de la fragilidad de su posición.
Mientras tanto, fuera del recinto, el gobierno ya había activado a **Supeinforce**. El equipo de héroes se preparaba para intervenir, pero sabían que tendrían que ser estratégicos. No solo debían salvar a los rehenes, sino también desmantelar una operación cuidadosamente planeada.
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