El sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos rojizos y anaranjados. Las sombras se alargaban sobre la base militar, y un aire de expectación flotaba en el ambiente. El equipo Secret Force estaba reunido en la sala de operaciones, cada uno enfocado en los detalles de la nueva misión que acababan de recibir.
Jhon Louise, el comandante del equipo, se encontraba de pie frente a una pantalla que mostraba el mapa de Ucrania. Su rostro, serio y concentrado, reflejaba la importancia de la tarea que tenían entre manos. Aunque había dirigido numerosas misiones difíciles en el pasado, sabía que esta sería diferente. No solo por el riesgo, sino por el enemigo invisible que acechaba.
—Bien, escuchen todos —dijo, su voz grave cortando el silencio en la sala—. Tenemos una situación crítica en Ucrania. Un equipo de soldados norteamericanos ha sido capturado en una operación encubierta que salió mal. Nuestra tarea es simple: rescatarlos. Pero no se equivoquen, esto no será un paseo. Están en manos del ejército ruso, y las tensiones están en su punto máximo.
Wilson, el sargento del equipo Delta Force, se cruzó de brazos, lanzando una mirada hacia el mapa. Su naturaleza pragmática lo hacía ver siempre el peor escenario posible.
—¿Simple, eh? —comentó con una sonrisa ladeada—. Dices "simple", pero estamos entrando en territorio ruso. Eso no es exactamente lo que llamaría fácil.
Shaw, el cabo del SAS, intervino con un tono más relajado, como si la situación no lo perturbara en absoluto.
—Bah, para nosotros, es una tarde cualquiera —dijo, ajustando su gorra con una sonrisa. Shaw siempre encontraba una manera de meter una broma, incluso en las situaciones más tensas.
El ambiente en la sala se relajó ligeramente, pero Louise mantuvo la seriedad.
—Esto es lo que sabemos: los soldados fueron emboscados en una operación para extraer a un informante clave. El ejército ruso los tiene bajo custodia en un búnker no oficial cerca de la frontera con Bielorrusia. Nuestra misión es infiltrarnos, extraer a los prisioneros y salir antes de que puedan reforzar las defensas. —Se giró hacia Amit, quien estaba sentado frente a una consola de comunicaciones—. ¿Qué tienes para nosotros en términos de inteligencia?
Amit, el especialista en comunicaciones e inteligencia, ajustó sus gafas antes de responder.
—He estado rastreando sus comunicaciones. El búnker está fuertemente custodiado, pero el sistema de seguridad es anticuado. Podría hackearlo y tomar el control de las cámaras, lo que nos daría algo de ventaja. Pero lo que más preocupa es que los rusos han estado moviendo equipo pesado hacia esa zona. Si no actuamos rápido, podrían mover a los prisioneros, y entonces se complicaría mucho más.
Louise asintió, procesando la información. Sabía que el tiempo era esencial.
—Perfecto. Entonces así es como lo haremos... —comenzó, pero Wilson lo interrumpió con una leve sonrisa burlona.
—Antes de que empieces con tu discurso épico, ¿podemos aclarar una cosa? —dijo, mirando a los demás—. ¿Alguien más siente que estamos entrando en una película de acción de los 80? Solo falta que alguien diga "Misión imposible" para completar el cliché.
El comentario hizo que los demás rieran, incluso Louise esbozó una ligera sonrisa.
—Lo siento, Wilson, no tengo un cigarro para masticar dramáticamente mientras digo eso —respondió Louise, con un toque de humor—. Pero sí, tienes razón. Esto es peligroso, y lo sabes. Por eso quiero que todos estén al 100%. No hay margen para errores.
Shaw lanzó una mirada rápida a Louise, con una chispa en los ojos.
—¿Y cuándo hemos cometido errores? —dijo con un tono confiado—. Vamos, jefe, sabes que somos los mejores.
Louise lo miró con una mezcla de orgullo y advertencia.
—Lo sé, y por eso esta misión es nuestra. Nos enviaron porque nadie más puede hacer esto. Pero no se confíen. Esto no es un juego —dijo, y la seriedad volvió al ambiente—. Cada uno de nosotros tiene un rol clave, y si uno falla, todo se va al infierno.
El equipo asintió en silencio, reconociendo la gravedad de la situación.
—Muy bien. Amit, quiero todo el soporte técnico que puedas darnos. Wilson, liderarás la infiltración junto con Shaw. Nos dividiremos en dos grupos, uno para asegurar la extracción y otro para cubrir la retirada —dijo Louise, volviendo a su tono autoritario—. Prepárense, salimos en una hora.
Con esa última orden, el equipo comenzó a dispersarse para prepararse para la misión. Louise se quedó un momento mirando el mapa, con los pensamientos girando en su cabeza. Sabía que lo que se avecinaba no sería fácil, y la sensación de que algo más oscuro se escondía tras esta misión lo inquietaba. Pero no había tiempo para dudar.
Mientras Louise salía de la sala, Wilson se le acercó.
—¿Sabes, jefe? Algo me dice que esta vez va a ser diferente —dijo Wilson, su tono más serio de lo habitual—. No sé qué es, pero tengo esa maldita sensación.
Louise lo miró, asintiendo lentamente.
—Yo también la tengo, Wilson. Pero no vamos a dejar que eso nos detenga.
El equipo Secret Force estaba listo para enfrentar lo que fuera. Y aunque no lo sabían aún, esta misión cambiaría sus vidas para siempre.
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