Secret Force

Capítulo 2: "La infiltración"

La oscuridad cubría los campos y las colinas mientras el equipo **Secret Force** se preparaba para su misión más crítica hasta la fecha. Las sombras nocturnas eran su mejor aliado, pero también significaban que cualquier error sería difícil de corregir en plena operación.

**Louise** estaba en una colina cercana, observando a través de los binoculares la base enemiga, un complejo búnker oculto cerca de la frontera con Bielorrusia. Los rusos no habían escatimado en seguridad: guardias patrullaban regularmente y las cámaras cubrían los puntos clave de entrada.

—¿Tenemos alguna brecha en las cámaras? —preguntó **Louise**, con su mirada fija en el objetivo.

**Amit** contestó desde su posición, rodeado de computadoras y equipos de comunicación.

—He tomado el control de los sistemas de seguridad, pero solo tengo unos minutos antes de que descubran la intrusión. Tendrán que moverse rápido.

**Wilson**, siempre el pragmático, soltó una risa baja.

—Rápido, ¿eh? Como si no fuéramos ya los más rápidos de la zona —dijo, dándole una palmada en la espalda a **Shaw**, quien sonrió de medio lado.

**Shaw**, con su usual tono relajado, miró a **Wilson**.

—Solo no hagas ningún ruido de héroe de acción al entrar, ¿eh? Me gusta entrar en silencio.

El equipo se preparó para avanzar. **Louise** dio la señal, y en un movimiento sincronizado, comenzaron a descender la colina. **Wilson** lideraba el grupo de infiltración, con **Shaw** cubriendo su espalda. **Amit**, desde su posición segura, monitoreaba el progreso.

La entrada principal estaba cerrada, pero no era el objetivo. **Louise** sabía que un ataque frontal sería un suicidio. En su lugar, habían localizado un túnel de servicio menos protegido, que utilizaban para el mantenimiento del búnker. La entrada estaba camuflada entre la vegetación, lo que les daba una ventaja estratégica.

Cuando llegaron al túnel, **Wilson** sacó sus herramientas para cortar el cerrojo que bloqueaba la puerta. Con movimientos rápidos y eficientes, abrió la entrada y, uno por uno, el equipo se deslizó en el interior del búnker. Las paredes de hormigón se alzaban a su alrededor, y el eco de sus pasos resonaba ligeramente.

—Estamos dentro —susurró **Louise** por el comunicador—. **Amit**, danos una actualización.

**Amit** tecleó rápidamente en su terminal.

—Las cámaras están bajo nuestro control por ahora, pero no puedo garantizar que no detecten la intrusión pronto. Están en el sector menos vigilado, pero tienen menos de cinco minutos antes de que envíen una patrulla.

**Louise** asintió, moviéndose con rapidez por el corredor.

—Cinco minutos es más que suficiente.

El equipo avanzó, moviéndose como una unidad perfectamente sincronizada. **Shaw** era el primero en revisar las esquinas, seguido de **Wilson**, quien se encargaba de las puertas. Llegaron a una bifurcación en el pasillo, donde debían dividirse.

—**Wilson**, **Shaw**, cubran la retaguardia. **Amit**, danos el mapa más actualizado de las instalaciones —ordenó **Louise**.

El mapa apareció en el visor de **Louise**, y rápidamente analizó las rutas de acceso a la zona de detención.

—Tenemos que llegar al tercer nivel subterráneo. Ahí es donde tienen a los prisioneros —dijo, señalando el camino en el visor.

El equipo continuó descendiendo, pasando por varias puertas blindadas que **Wilson** logró abrir con su equipo especializado. Mientras avanzaban, **Louise** no podía evitar sentir que algo no estaba bien. La seguridad era buena, pero no lo suficientemente estricta para el tipo de operación que estaban realizando. Era como si estuvieran esperándolos.

—Esto es demasiado fácil —murmuró **Louise**.

**Wilson** lo miró, con una sonrisa irónica.

—¿Desde cuándo te quejas de que las cosas salgan bien? —preguntó, pero su tono reflejaba que él también sospechaba algo.

**Shaw** detuvo su avance por un segundo, levantando una mano.

—Silencio. Hay algo al frente —susurró.

El equipo se congeló, y **Louise** avanzó un paso, observando con cautela la esquina del pasillo. El sonido de pasos se acercaba. No estaban solos en el búnker.


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