El primer rayo de sol iluminaba la base cuando el equipo **Secret Force** comenzó a reunirse en el hangar principal. La tensión en el aire era palpable, pero cada uno de los miembros estaba listo para lo que estaba por venir. Sabían que esta misión sería decisiva, y todos se movían con la precisión y determinación que solo los mejores soldados podían demostrar.
**Louise**, con el rostro serio y concentrado, revisaba los últimos detalles en su tableta. Las coordenadas del centro de operaciones enemigo estaban marcadas, y el equipo ya había trazado la ruta de infiltración. Sabían que el enemigo estaría bien preparado, pero estaban seguros de que su entrenamiento y cohesión como equipo les darían la ventaja.
**Wilson** fue el primero en acercarse a **Louise**, ajustando su chaleco táctico mientras lo miraba con determinación.
—Estamos listos. Todos los equipos han sido revisados y los muchachos están en posición. ¿Tienes alguna última instrucción, jefe? —preguntó **Wilson**, su tono firme pero calmado.
**Louise** asintió, manteniendo la vista en los planos de la operación.
—Nada nuevo, **Wilson**. Sabemos lo que hay que hacer. Entramos rápido, aseguramos el objetivo y salimos antes de que el enemigo sepa qué les golpeó. No hay margen para errores —respondió **Louise**, con voz grave pero controlada.
**Shaw**, con su habitual actitud relajada, se acercó ajustando sus guantes tácticos.
—Bueno, siempre hemos sido buenos para hacer lo imposible parecer fácil, ¿verdad? —comentó con una sonrisa irónica mientras revisaba su rifle.
**Louise** esbozó una pequeña sonrisa ante el comentario de **Shaw**, aunque sabía que la situación era más grave de lo que querían admitir.
—Sí, pero esta vez tenemos que ser más rápidos que nunca. Si nos descubren antes de tiempo, la misión puede irse al traste —dijo **Louise**, mirando a su equipo con seriedad—. Tenemos que confiar en nuestro entrenamiento y en la coordinación. Nadie va por libre. Funcionamos como una sola unidad.
**Amit** apareció desde la sala de control, caminando rápidamente hacia el equipo.
—He revisado todos los datos de inteligencia. La zona está fuertemente vigilada, pero hay una ventana de tiempo cuando cambian las patrullas. Ese es nuestro momento para entrar. No podemos permitirnos perder esa oportunidad —explicó, mostrando las imágenes satelitales en su tableta.
**Louise** miró los mapas con atención, confirmando lo que ya había planeado.
—Perfecto, eso es lo que necesitábamos. ¿Alguna señal de movimiento inusual en las últimas horas? —preguntó.
**Amit** negó con la cabeza.
—Nada fuera de lo esperado, pero eso no significa que no estén preparados. Saben que estamos cerca, aunque no tienen ni idea de cuándo atacaremos —respondió **Amit** con seriedad.
**Wilson** respiró hondo, preparándose mentalmente para lo que estaba por venir.
—Bueno, entonces estamos listos. Solo falta la señal —dijo, mirando a **Louise** en busca de la orden final.
**Louise** se giró hacia su equipo, su rostro reflejaba una mezcla de determinación y responsabilidad. Sabía que de ellos dependía evitar un desastre a gran escala.
—Muy bien, señores. Esta es la misión más importante que hemos tenido. Vamos a entrar y detener lo que sea que estén planeando en ese centro de operaciones. Si fallamos, las consecuencias serán devastadoras. Confío en cada uno de ustedes. Ahora, es momento de hacer nuestro trabajo —dijo **Louise**, con un tono firme que reflejaba la confianza en su equipo.
**Shaw** sonrió levemente mientras se ajustaba el rifle.
—Siempre es un placer cuando las cosas son de vida o muerte, ¿verdad? —bromeó, tratando de aliviar la tensión, aunque sabía que esta misión era de una magnitud diferente a cualquier otra que hubieran enfrentado.
El equipo se dispersó rápidamente para realizar los últimos ajustes y prepararse mentalmente para la misión. **Louise** sabía que cada miembro del equipo estaba listo, pero no podía evitar sentir el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Esta misión no solo significaba el éxito de su equipo, sino también la seguridad de miles, quizás millones de personas.
Finalmente, después de unos minutos, **Amit** hizo una señal desde su puesto de control.
—Es el momento. La ventana está abierta. Tenemos que movernos ahora —dijo, con la voz seria pero sin titubeos.
**Louise** asintió y se puso en pie.
—Vamos. Es hora de hacer historia —dijo, liderando al equipo hacia el helicóptero que los llevaría al punto de inserción.
El helicóptero despegó en silencio, su sombra deslizándose por el paisaje oscuro mientras el equipo se preparaba mentalmente para lo que estaba por venir. Nadie hablaba, pero la determinación se veía en sus rostros. **Louise** miraba al horizonte, sabiendo que este sería el día en que su equipo sería puesto a prueba como nunca antes.
El tiempo había llegado, y no habría segundas oportunidades.
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