La sala de operaciones de la base estaba inmersa en un silencio inquietante. El equipo **Secret Force** se encontraba reunido alrededor de las pantallas que mostraban mapas y documentos recuperados del búnker ruso. Las implicaciones de lo que habían descubierto eran más graves de lo que habían imaginado. La misión de rescatar a los prisioneros no había sido más que una pieza en un rompecabezas mucho más grande.
**Louise** caminaba de un lado a otro, con los brazos cruzados, mientras escuchaba los informes de **Amit**. La información que habían recuperado sugería algo mucho más siniestro de lo que cualquiera de ellos esperaba: el desarrollo de armas experimentales, posiblemente biológicas o químicas, que podrían cambiar el equilibrio de poder en la región y más allá.
—Tenemos que detener esto antes de que sea demasiado tarde —dijo **Louise**, con un tono decidido.
**Wilson**, quien estaba revisando algunos de los documentos, levantó la mirada.
—Lo que me preocupa es que esto solo sea la punta del iceberg. Si los rusos están trabajando en armas como estas, no sabemos hasta dónde puede llegar su alcance —dijo, con el ceño fruncido.
**Shaw**, siempre pragmático, se cruzó de brazos y añadió.
—Y no solo eso. Si se filtra información sobre lo que hemos descubierto, podríamos estar desencadenando algo mucho más grande. Las tensiones ya son altas. Esto podría desatar un conflicto a gran escala.
**Amit**, quien había estado recopilando datos sin descanso desde su puesto, se giró hacia el equipo.
—Hasta ahora, lo que tenemos indica que hay múltiples instalaciones en desarrollo. Lo que encontramos en ese búnker no era el centro principal. El verdadero núcleo de su operación está escondido en algún lugar, y si no lo detenemos, podríamos estar enfrentando una crisis internacional —explicó **Amit**, mostrando en las pantallas una serie de coordenadas y posibles ubicaciones.
**Louise** se detuvo frente al mapa que **Amit** había proyectado en la pared. Sabía que lo que estaban a punto de enfrentar era algo sin precedentes, pero también sabía que su equipo estaba preparado para cualquier cosa.
—No podemos perder el tiempo. Hay que preparar una nueva operación, esta vez para localizar y desmantelar el centro de operaciones principal. No habrá margen de error —dijo **Louise**, con su voz firme y autoritaria.
**Shaw** dio un paso adelante.
—Estoy listo cuando quieras, jefe. Sabes que estamos contigo —dijo, con una leve sonrisa confiada.
**Wilson** asintió, ajustando su equipo.
—Vamos a necesitar más que solo nuestra habilidad en esta ocasión. Esto es más grande de lo que cualquiera de nosotros ha enfrentado, pero si alguien puede hacerlo, somos nosotros —dijo **Wilson**, con una determinación inquebrantable.
**Louise** se permitió una leve sonrisa al ver a su equipo tan comprometido. Sabía que contaba con los mejores, y eso le daba una confianza que pocas veces había sentido antes de una misión tan crítica.
—Muy bien, entonces. Nos prepararemos para lo que viene. **Amit**, necesito que recopiles toda la información posible sobre esas instalaciones. **Shaw**, tú y **Wilson** asegurad el equipo necesario. Partiremos en cuanto tengamos un plan claro —ordenó **Louise**, mientras el equipo comenzaba a moverse con rapidez.
Las próximas horas fueron frenéticas. El equipo se preparó mental y físicamente para la misión más peligrosa de sus carreras. Los suministros se verificaron, las armas se ajustaron y la estrategia se revisó una y otra vez. Cada miembro del equipo sabía que no habría margen para el error.
A medida que la noche caía, el equipo se reunió una vez más en la sala de operaciones. **Amit** había trazado la ruta hacia lo que parecía ser el centro de operaciones principal. Estaba situado en una zona remota, rodeado de bosques densos y protegido por varios perímetros de seguridad. Entrar allí sería difícil, pero salir sería aún más complicado.
**Louise** miró a su equipo, sus rostros serios pero decididos.
—Esta es nuestra oportunidad de detener esto antes de que se descontrole. Si fallamos, las consecuencias serán incalculables. Pero no tengo ninguna duda de que podemos lograrlo —dijo, con una voz cargada de convicción.
**Wilson** se levantó y miró a **Louise** directamente a los ojos.
—Nunca hemos fallado antes, y no vamos a empezar ahora. Estamos listos para lo que sea —dijo, con una sonrisa confiada.
**Shaw**, con su actitud habitual, añadió.
—Bueno, jefe, es solo otro día en la oficina para nosotros, ¿verdad? —dijo, intentando aligerar el ambiente tenso.
El equipo rió brevemente, sabiendo que el humor era una de las pocas cosas que mantenía su cordura en medio de misiones tan peligrosas. Pero el momento pasó rápidamente, y volvieron a centrarse en la misión que tenían por delante.
**Louise** se giró hacia las pantallas una vez más, observando el mapa que **Amit** había trazado. Sabía que lo que estaban a punto de enfrentar no sería fácil, pero también sabía que su equipo era el mejor de los mejores.
—Es hora de prepararse. Salimos al amanecer —dijo **Louise**, con un tono firme.
Con esas palabras, el equipo **Secret Force** se dispersó para realizar los últimos preparativos. La noche sería corta, y el amanecer marcaría el comienzo de la operación más importante de sus vidas.
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