El equipo **Secret Force** se congeló en su lugar mientras los pasos resonaban más cerca, reverberando en las paredes del pasillo subterráneo. **Louise** hizo una señal rápida a **Wilson** y **Shaw** para que se prepararan. Era evidente que no estaban solos, y la situación estaba a punto de volverse mucho más peligrosa.
**Shaw**, quien estaba en la vanguardia, se movió con sigilo hacia la esquina del pasillo, mirando con cuidado antes de agacharse detrás de una caja metálica. Hizo una señal con la mano, indicando que se acercaba un grupo enemigo. **Louise** y **Wilson** se acercaron rápidamente, posicionándose a ambos lados del corredor, listos para actuar.
—Tres hombres armados, parecen ser guardias regulares —susurró **Shaw**, sin quitar la vista de los enemigos que se acercaban—. No parecen saber que estamos aquí, pero si no actuamos rápido, lo sabrán.
**Louise** asintió, evaluando la situación. Sabía que cualquier enfrentamiento directo podría alertar a todo el complejo. Pero al mismo tiempo, no podían dejar que los guardias pasaran y dieran la alarma. Era un momento crítico.
—No podemos dejar que sigan avanzando. Tienen que caer rápido y sin ruido —susurró **Louise** a los demás.
**Wilson** sacó su cuchillo de combate, mientras **Shaw** ajustaba su rifle con silenciador. Ambos hombres asintieron con la mirada, sabiendo exactamente lo que debían hacer. Era una tarea que habían realizado innumerables veces en el pasado.
A medida que los guardias se acercaban, el equipo se posicionó. **Shaw** fue el primero en actuar. Con precisión letal, disparó dos veces, eliminando al primer guardia antes de que este pudiera reaccionar. **Wilson**, aprovechando la distracción, se lanzó sobre el segundo guardia, inmovilizándolo y cortando su garganta en un movimiento fluido.
El tercer guardia se giró, apenas consciente de lo que estaba ocurriendo, pero antes de que pudiera reaccionar, **Louise** lo derribó con un golpe rápido en la cabeza, dejándolo inconsciente en el suelo.
—Listo, despejado —informó **Shaw**, mientras aseguraba el área.
**Louise** se acercó a los cuerpos de los guardias, verificando que no hubiera alarmas activadas. Todo estaba en silencio, y por ahora, la infiltración seguía siendo un éxito. Pero sabían que no quedaba mucho tiempo antes de que el resto de los guardias notaran la falta de patrullas.
—Tenemos que movernos rápido. No podemos quedarnos aquí mucho tiempo —dijo **Louise**, revisando el mapa en su dispositivo.
El equipo continuó avanzando por el corredor, sus pasos ahora más rápidos y silenciosos. Sabían que el tiempo jugaba en su contra, y que cualquier retraso podría significar el fracaso de la misión.
—Estamos cerca de la zona de detención —informó **Amit** por el comunicador—. Las cámaras aún están bajo control, pero detecto actividad en los niveles superiores. Creo que están empezando a sospechar algo.
**Louise** frunció el ceño. Sabía que estaban cortos de tiempo.
—Entendido, Amit. Mantén las cámaras controladas todo el tiempo que puedas. No queremos sorpresas —respondió.
Al girar una última esquina, el equipo finalmente llegó a la puerta blindada que separaba la zona de detención del resto del complejo. Era una puerta de seguridad de alta tecnología, diseñada para mantener a cualquier intruso fuera. Pero el equipo **Secret Force** no era un grupo cualquiera.
**Wilson** sacó su equipo de hackeo, conectando rápidamente los cables a la consola de la puerta. Sabía que tenía poco tiempo para desactivar los sistemas de seguridad antes de que el complejo detectara la intrusión. Sus dedos se movían con rapidez, ingresando comandos y desactivando las medidas de protección una por una.
—Dame unos segundos más... —murmuró **Wilson**, concentrado en su tarea.
Mientras **Wilson** trabajaba, **Louise** y **Shaw** mantenían sus armas listas, cubriendo todas las posibles entradas al corredor. El silencio era casi ensordecedor, interrumpido solo por los suaves pitidos de la consola mientras **Wilson** avanzaba en el hackeo.
Finalmente, con un suave clic, la puerta se abrió, revelando el área de detención. **Louise** respiró aliviado, pero sabía que el verdadero desafío estaba por comenzar.
—Entramos —dijo **Louise**, avanzando con el arma en alto—. **Shaw**, cubre el lado derecho. **Wilson**, vigila nuestra retaguardia.
El área de detención estaba iluminada con una luz tenue, y el sonido de pasos lejanos indicaba que había guardias patrullando. Pero el equipo tenía la ventaja del sigilo, y se movieron rápidamente entre las sombras, acercándose a las celdas donde sabían que los prisioneros norteamericanos estaban retenidos.
Cuando llegaron a las celdas, **Louise** vio a los tres soldados norteamericanos, debilitados pero conscientes, detrás de las gruesas rejas de acero. Al ver al equipo, uno de los soldados se levantó con dificultad y se acercó a las barras.
—Creímos que no vendrían —dijo el soldado, con la voz ronca.
**Louise** esbozó una sonrisa tensa.
—Nosotros nunca dejamos a nadie atrás.
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