El equipo **Secret Force** avanzaba rápidamente a través del bosque, con la vista fija en un solo objetivo: el punto de extracción. Los árboles pasaban borrosos a su alrededor mientras sus pies golpeaban el suelo fangoso. Los prisioneros, aunque debilitados, se esforzaban por seguir el ritmo, impulsados por la promesa de escapar del infierno en el que estaban atrapados.
**Louise** lideraba el grupo, con el rostro endurecido por la concentración. Sabía que cada segundo contaba. Habían logrado ganar algo de tiempo al desorientar a los rusos en la colina, pero no podían bajar la guardia. El enemigo no estaba lejos y lo sabían.
—Mantengan el ritmo —dijo **Louise**, su voz firme—. No estamos fuera de peligro todavía.
**Wilson**, corriendo a su lado, lanzó una rápida mirada al comunicador que llevaba en la muñeca.
—¿Amit, cuánto falta para el punto de extracción? —preguntó, sin aliento.
Hubo un breve momento de silencio antes de que la voz de **Amit** llegara por el comunicador.
—Están a menos de dos kilómetros. El equipo de extracción ya está en posición. Pero tienen menos de diez minutos antes de que las tropas rusas los alcancen.
**Louise** maldijo en silencio. Sabía que estaban cortos de tiempo, pero debían seguir moviéndose a toda costa.
—No podemos detenernos. Si nos alcanzan, no tendremos ninguna posibilidad —dijo **Louise**, lanzando una mirada rápida hacia los prisioneros, quienes seguían luchando por mantenerse en pie.
El sonido distante de helicópteros comenzaba a hacerse más fuerte, y **Shaw**, siempre alerta, fue el primero en notarlo.
—Helicópteros, acercándose rápido —dijo **Shaw**, ajustando su rifle mientras miraba hacia el cielo.
**Wilson** frunció el ceño, mirando hacia las copas de los árboles.
—Si nos ven desde el aire, estamos acabados. Necesitamos cobertura —dijo, aumentando el ritmo.
**Louise** asintió. Sabía que la única forma de mantenerse ocultos era encontrar una densa zona de árboles que bloqueara la vista de los helicópteros.
—¡Amit! ¿Algún lugar cercano donde podamos escondernos temporalmente? —preguntó **Louise** por el comunicador.
**Amit** revisaba los mapas en su terminal, buscando cualquier punto de cobertura que pudieran utilizar.
—A un kilómetro al norte hay una zona de árboles más densos. Podría darles suficiente cobertura hasta que los helicópteros pasen —informó **Amit**, su tono serio.
**Louise** hizo una señal rápida al equipo para que cambiara de dirección.
—Todos hacia el norte, ¡rápido! —gritó, mientras el equipo se desviaba hacia la nueva dirección.
Los helicópteros se acercaban rápidamente, y el ruido de sus rotores era cada vez más fuerte. El equipo **Secret Force** corrió con todas sus fuerzas, sus cuerpos exhaustos por la constante tensión y la falta de descanso. Sabían que estaban en una carrera contra el tiempo.
Finalmente, llegaron a la zona de árboles densos que **Amit** había señalado. El equipo se lanzó hacia el interior del bosque, encontrando algo de cobertura bajo las ramas gruesas y entrelazadas de los árboles.
—Manténganse bajos y en silencio —dijo **Louise**, mientras todos se agachaban, tratando de no hacer el menor ruido.
El sonido de los helicópteros resonaba sobre ellos, y **Wilson** mantuvo la mirada fija en las sombras que pasaban por encima. Sabía que, si los veían, no tendrían ninguna oportunidad de escapar.
Los helicópteros sobrevolaron la zona durante varios minutos, pero finalmente se alejaron, aparentemente sin haber detectado al equipo.
**Shaw** dejó escapar un suspiro de alivio.
—Eso estuvo cerca... demasiado cerca —dijo, mientras se levantaba lentamente.
**Louise** asintió, pero no había tiempo para celebrar. Sabía que los rusos aún estaban tras ellos.
—No hemos terminado todavía. Tenemos que seguir moviéndonos —dijo, mirando a los prisioneros—. Pueden hacerlo, estamos cerca.
Los prisioneros asintieron, agotados pero determinados a seguir adelante. El equipo **Secret Force** se levantó y volvió a moverse, esta vez con una nueva sensación de urgencia. Sabían que estaban a pocos minutos de la libertad, pero también sabían que el enemigo no se detendría.
A medida que se acercaban al punto de extracción, **Louise** vio una señal en la distancia: una bengala de humo verde, la señal que el equipo de extracción había acordado para confirmar su posición.
—¡Ahí está! —dijo **Louise**, señalando hacia la columna de humo.
El equipo aceleró el paso, sabiendo que estaban a solo unos minutos de alcanzar su objetivo. Pero justo cuando creían que estaban a salvo, el sonido de disparos lejanos llegó a sus oídos.
**Wilson** se giró rápidamente.
—¡Nos están alcanzando! —gritó, con el arma lista.
**Louise** maldijo. El enemigo estaba demasiado cerca.
—¡Corran! No se detengan, estamos casi ahí —ordenó **Louise**, mientras el equipo avanzaba con todas sus fuerzas hacia la señal de extracción.
Los disparos resonaban cada vez más cerca, pero el equipo **Secret Force** no se detuvo. Finalmente, llegaron al claro donde el helicóptero de extracción los esperaba. **Louise** lanzó una última mirada hacia el bosque antes de ayudar a los prisioneros a subir al helicóptero.
**Shaw** y **Wilson** subieron rápidamente, cubriendo la retirada mientras las balas seguían silbando a su alrededor.
—¡Estamos todos a bordo! —gritó **Shaw**, mientras el helicóptero comenzaba a despegar.
El helicóptero se elevó rápidamente, alejándose del peligro. **Louise** se dejó caer en el asiento, respirando profundamente mientras miraba cómo el terreno debajo de ellos se hacía cada vez más pequeño.
Habían logrado escapar, pero **Louise** sabía que la misión no había terminado. Habían ganado esta batalla, pero la guerra seguía en marcha.
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